Opinar distinto al resto sirve para que el mundo no asesine la esperanza
La foto fue tomada en Hamburgo en 1936, durante las celebraciones por el puesta en marcha de un barco.
En el circulo, una persona se niega a levantar el brazo para hacer el saludo nazi.
El hombre era August Landmesser.
Ya había tenido problemas con las autoridades y había sido condenado a dos años de trabajos forzados por casarse con una mujer judía.
No sabemos mucho más acerca de August Landmesser, con la excepción de que tenía dos hijos.
Por pura casualidad, uno de sus hijos reconoció a su padre en esta foto cuando fue publicado en un periódico alemán en 1991.
Y se sintió orgulloso de su padre.
Cuando todo el mundo actúa sin sentido, arrastrado por lo que opina el resto, cuando nos dejamos arrastrar por la muchedumbre, nuestro futuro está en las manos de los hombres que se mantienen firmes en sus ideales.
¡Que nadie secuestre tu libertad!
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