El sufragio universal y la izquierda
Es muy curioso cómo la izquierda se apunta méritos que no son suyos.
Poca gente conoce que la izquierda siempre estuvo en contra de que votaran las mujeresy que fue el centro derecha el que consiguió que pudieran votar las mujeres.
Los partidos de izquierdas, el PCE (pasionaria incluida) el PSOE, etc… Estaban en contra del sufragio universal.
El sufragio universal, lo introdujo la CEDA (partido republicano de centro derecha) en el año 1931, y su máxima defensora fue Clara Campoamor del Partido radical. Su oponente del pal PSOE fue Victoria Kent.
Es de lo mejor que ha habido en debates parlamentarios en España.
Las izquierdas votaron en contra de esta ley porque sabían que el voto femenino era más partidario de la derecha que de las izquierdas.
Esa es la cruda realidad.
La escolarización de las niñas, se lleva realizando en España desde finales del siglo IXX en los primeros planes de educación y desanalfabetización que hizo el gobierno de Cánovas. Evidentemente, no es algo que haya traído la II república.
La izquierda, con la excepción de un grupo de socialistas y algunos republicanos, no querían que la mujer votase porque se suponía que estaba muy influida por la Iglesia y votaría a favor de la derecha. Por ello, el Partido Radical Socialista enfrentó a Clara con otra reconocida diputada, Victoria Kent, contraria al voto de las mujeres. El debate final celebrado el 1 de octubre fue un acontecimiento. Campoamor fue considerada como la vencedora, y en consecuencia, la aprobación del artículo 36 que posibilitó el sufragio femenino se logró con 161 votos a favor por 121 en contra.
La diputada Clara Campoamor lo defendió así frente a Victoria Kent
Señores diputados: lejos yo de censurar ni de atacar las manifestaciones de mi colega, señorita Kent, comprendo, por el contrario, la tortura de su espíritu al haberse visto hoy en trance de negar la capacidad inicial de la mujer. Creo que por su pensamiento ha debido de pasar, en alguna forma, la amarga frase de Anatole France cuando nos habla de aquellos socialistas que, forzados por la necesidad, iban al Parlamento a legislar contra los suyos.
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